EL VIAJE, MEMORIAS DE UN PUEBLO LLAMADO UN LUGAR MUY LEJANO.

Una vez se encontraron en un autobús un anciano y un joven, lo abordaron porque ambos se dirigían al mismo destino así que comenzaron a platicar para hacer más ameno el viaje.

“Y a que se dedica joven?”, dije el anciano.

“Soy estudiante, estoy por terminar la carrera, administración.” Contestó el joven.

“Qué bueno, lo felicito, me da gusto que la juventud se vaya por el lado de los estudios y no el de los vicios, con lo difícil que están los tiempos ahora. Yo no tuve la oportunidad de hacer más que la primaria, en ese tiempo no había muchas opciones, ni dinero, así que desde muy chico me tuve que dedicar al trabajo, no teníamos tanta tecnología, pero creo que vivíamos más felices, son tanto problema, era el mundo diferente, no se diga mi pueblo natal, era muy chico, muy simple, pero era un lugar con una vida tan tranquila, tan bonita” Añadió el anciano.

“Ah, sí?, a ver cuénteme” dijo el joven acomodándose en su asiento.

“Sí, miré, es un pueblo muy chico, tiene su placita, los muchachos salen a dar la vuelta, en el kiosco toca la banda o la orquesta o el trío, los viejos salimos a leer el periódico sentados en una banca o a platicar nuestras historias, ya sabe, puros recuerdos, se vive muy en paz, los vecinos nos conocemos todos, nos ayudamos en lo que podemos, nos compartimos lo poco que tenemos, como es un pueblo chico nos conocemos todos. Caray! Estoy hablando en presente, cómo si todavía viviera ahí! Pero es que extraño tanto y recuerdo tanto, que me parece que fue ayer cuando se oían las serenatas, las vendimias, los matanceros, el ferrocarril, ah cómo extraño todo eso.” Dijo añorante el anciano, dejando escapar un suspiro con la vista perdida en el recuerdo.

“Y Usted joven? Dónde vive?” pregunto el anciano viendo de frente al joven que escuchaba atento.

“Ahora vivo en la capital del Estado, porque estoy estudiando, antes iba con mucha frecuencia a mi pueblo, pero ahora…no sé…, ya no siente uno las mismas ganas de ir, de hecho yo voy a buscar trabajo allá en la capital ahora que egrese, para no regresar a mi pueblo, prefiero que darme acá, o buscar otra ciudad, pero a mi pueblo no” Dijo el joven ahora cabizbajo.

“Ah caray, qué triste joven, disculpe pero lo dice Usted como si no quisiera a su pueblo…” Dijo el anciano sorprendido.

“No, cómo cree, no es que no quiera uno su pueblo, mucho menos que se avergüence de sus orígenes, lo que pasa que mi pueblo ya no es lo que era antes, antes podíamos andar diario dando la vuelta el montón de chamacos, caminando o en bicicleta, nos íbamos a nadar, a jugar futbol, a echar relajo en la plaza. Y ahora…, ahora…”interrumpió su respuesta el joven dejando en suspenso al anciano.

“Y ahora joven?, qué hay ahora de diferente en su pueblo?” Dijo extrañado el anciano.

“Lo perdimos, es un lugar inseguro, desolado, la gente ya no sale en las noches, nuestros padres se preocupan por nosotros si tardamos un poco más de lo normal en regresar, la economía está en la ruina, las industrias jamás llegaron, el campo está abandonado, mal administrado, los gobiernos nunca se preocuparon del progreso, nunca planearon el futuro, nunca hubo una universidad, el gobierno federal sólo se acuerda que mi pueblo existe cuando hay elecciones, el resto del tiempo se olvidan de nosotros” dijo con una tristeza profunda el joven.

“Qué lamentable joven, pero así pasa con las provincias, es triste pero cierto” añadió el anciano.

“Sí, así es, muchos de mis amigos tuvieron que irse al norte, porque no hay dónde estudiar, o no hay dinero en su casa para apoyarlos y los pocos que estudiamos no queremos regresar porque sabemos que no hay futuro y hay mucha inseguridad, la solución del gobierno federal es ir y entrarle a balazos a la delincuencia y que toda la gente, niños incluidos, que todos vean la sangre, los cadáveres despedazados a balazos, que toda la gente vea las persecuciones, que oigan los tiroteos, los vehículos chocaos y volteados, balaceados con una saña exagerada, pero nunca se han preocupado de prevenir la drogadicción, de fomentar el deporte y la cultura, las escuelas de artes son de iniciativas ciudadanas que se la han partido para sacar adelante sus proyectos. Los gobiernos que hemos tenido no se han preocupado por crear fuentes de empleos, ni cuidar las pocas que hay, no han tenido visión, no se ve para cuándo tengamos universidad o ya de perdida escuelas técnicas, o de oficios y en estas condiciones mucho menos y lo más triste es que la gente no parece interesada en la política, muchos no votan, no se interesan en saber cómo se integra un ayuntamiento, un congreso local o cómo se elige a los gobernantes, la mayoría de la gente se queja, pero sigue vendiendo su voto por una limosna, y es un círculo vicioso que ha hecho de mi pueblo un pueblo agonizante” Dijo el joven mientras el anciano escuchaba y su expresión se volvía de asombro.

“Pues qué triste joven, de verdad es triste, por los niños, por la juventud, de verdad qué triste” Dijo el anciano, conturbado.

“Sí hombre, en los próximos días se celebrará el aniversario de su fundación, y yo como joven, como ciudadano de mi pueblo, me siento avergonzado, por lo que no hice, por lo que he callado, por lo que he contribuido para hacer este mal tan grande a mi pueblo, con tanto trabajo que se ha ido construyendo y ahora, ahora, no sé cuánto tiempo le quede de vida si las cosas siguen así, nuestros antepasados lo construyeron con trabajo, con respeto con esfuerzo, y nosotros…, nosotros lo hemos perdido” Dijo el joven a punto del llanto.

“No joven, no se agüite, todo tiene remedio, ya verá que diosito les ha de ayudar. Y cómo se llama su pueblo?” dijo el anciano tratando de consolar al joven.

“Un lugar muy lejano” respondió el joven, y el anciano se quedó como estatua de hielo por unos segundos.

“Un lugar muy lejano? No puede ser! Yo también hablaba de un lugar muy lejano! No puede ser cierto, mi pueblo no puede haberse convertido en lo que Usted acaba de contarme!” Dijo el anciano con susto y a la vez con enojo.

“Pues sí, señor, yo también hablaba de un lugar muy lejano, lamentablemente es cierto, estamos perdiendo a un lugar muy lejano” Dijo el joven y el resto del viaje los dos permanecieron inmóviles, taciturnos, ausentes.



LIC. MARCO A. GONZALEZ J.