A YURÉCUARO.

DEDICADA A MI PADRE Y A TODOS LOS AMIGOS Y FAMILIARES QUE VIVEN LEJOS PERO QUE NO SE OLVIDAN DE SU PUEBLO. Extraño mi pueblo y su gente bonita, su plaza preciosa, sus calles tranquilas. Extraño mi pueblo con su cielo azul, con tanto recuerdo que llevo en el alma de aquellos amigos que dejé al partir, mis primeros años, esa dulce infancia. Recuerdo su templo y la misa de gallo, los carros de mulas, las vías del tren, los campos tan verdes, la milpa, las huertas y el portal aquel. Les cuento a mis hijos de aquellos ayeres y las tradiciones que no he de olvidar, de las fiestas patrias, los amaneceres, el sol sin igual. Recuerdo su kiosco, la orquesta y el trío que me hacían cantar. Peregrinaciones, danzas y cohetes, el panteón, el río y mi viejo hogar, los buenos Maestros el buen Sacerdote, la gente valiosa que ahora ya no está, la vida apacible tan sencilla y sana que hace mucho tiempo tuve que dejar. ¡Te llevo muy dentro, mi tierra bendita! A pesar del tiempo nunca te olvidé. Cuida a mi familia Virgencita Santa, que nunca se pierda el fervor y la fe. ¡Que Dios te bendiga, mi pueblo querido, algún día, muy pronto, yo regresaré! Lic. Marco A. González J.