Autor: C. Raúl Rizo Navarro
31 - 05 - 13 Yurécuaro, Mich.
Al crisol
de nuestras vidas,
le vaciamos
todo un bagaje
de sentimientos,
con valores,
experiencias
sublimales
tangibles e intangibles.
Rebozante,
derramando
estímulos
se llenó
de amor sublime,
amor verdadero,
amor eterno,
apasionado
decisivo y sensacional.
Fusionándose
todo este conjunto,
se forjó un tácito amor
egregio, excelso,
ínclito, descollante
amor acrisolado imbatible, indestructible,
virginal, legítimo,
vigente e inextinguible.
Amor acrisolado
que ambos
forjamos
a perpetuidad
primoroso, divino,
incomparable,
lo profesamos
magistral
y prodigiosamente.
Deseando
a quienes nos rodean,
nos imiten fielmente
concurriendo en los conceptos
puros, incorruptos
y les sea prolijo generando
características propias
con un substancial y equilibrado
amor acrisolado.
Náyade de inspiración:
Karina